sábado, 18 de abril de 2020

Crónica 32ª. El virus que quiso ser sociólogo

Cuenta Woody Allen en su cuento Recordando a Needleman, cómo este, "acompañándonos a la ópera de Milán a mi hija y a mí, (...) al asomarse por el palco, se cayó al foso de la orquesta. Demasiado orgulloso para admitir que había sido un error, durante un mes seguido fue a la ópera todas las noches y repitió la caída... Al hacerle observar que su postura había quedado clara y resultaban innecesarias nuevas caídas, replicó: No, unas cuantas veces más. La verdad es que no duele tanto".

José Félix Tezanos vivía plácidamente en su casa de más de 400 metros cuadrados en Torrelodones, disfrutando de la jubilación y ver el éxito académico de sus hijos, alguno de ellos realmente talentoso, no como él, cuando lo repescó Pedro Sánchez. Tezanos es un histórico del PSOE madileño, donde se afilió en 1973. Ha apadrinado a buena parte de la cúpula socialista madrileña (Rafael Simancas, Antonio Romero, Óscar Iglesias, etc.) y desempeñó un papel fundamental en la candidatura de Pedro Sánchez a la secretaría general del PSOE en mayo de 2017, al ser uno de los autores del documento "Por una nueva socialdemocracia" que sirvió para que Sánchez recuperara el liderazgo del PSOE. Al ser nombrado Tezanos responsable de Estudios y Programas de la nueva Ejecutiva, se hizo con el control de la Fundación Pablo Iglesias y, a finales de julio de 2017, con su presidencia, de la tanto le costó dimitir cuando le nombraron director del CIS un año después. Tezanos se congratula y mucho de su actividad académica, pero la mayor parte decenas de los libros y artículos que dice haber publicado han sido editados por él mismo o a través de fundaciones subvencionadas con dinero público en las que ha estado trabajando. Puede haber sido un buen gestor de publicaciones, pero su obra académica carece de relevancia científica. Todo lo anterior sirve para justificar algo que muchos piensan, pero que no todos dicen. Al frente del CIS no hay un sociólogo de renombre, sino un político servil al patrón que le designó para el cargo.

Una de las primeras decisiones adoptadas por el inefable José Félix Tezanos, al frente del CIS, fue cambiar a todo el equipo directivo anterior. Una de las segundas decisiones fue la de realizar cada mes encuestas de intención de voto. Anteriormente eran trimestrales. Por supuesto, esto dispara el gasto del centro, pero sobre todo inunda el mercado de sondeos que, desde las elecciones, son positivos para el PSOE y negativos para el resto de formaciones políticas. Esta inundación produce, a la larga, el arrastre de la población a pensar aquello que señalan los resultados de las encuestas. Puro marketing electoral. Seguramente uno de los objetivos del CIS, cuyo presupuesto pagan todos los españoles, con independencia de su ideología o afiliación política.

No importa que, cuando han llegado las votaciones, la realidad sea distinta a la proyectada por el CIS. Por ejemplo, las últimas y controvertidas elecciones fueron forzadas por Pedro Sánchez porque Tezanos auguraba que el PSOE pasaría de 123 a 150 diputados: luego resultó que bajó a los 120, perdiendo un millón de votos por el camino. En sus prospecciones, Tezanos no emplea variables correctoras como el recuerdo del voto, que es imprescindible para la mayoría de los sociólogos, sino únicamente dos indicadores: la simpatía y la intención directa de voto, que históricamente han beneficiado al PSOE. Los resultados hacen felices al patrón y el lacayo, obviamente. No importa cuántas veces se equivoque: repite una y otra vez su célebre e inexistente método, como Sandor Needleman la caída al foso de la orquesta.

En la presente crisis del coronavirus, uno de los objetivos más evidentes de todo el aparato del Estado consiste en tapar con estadísticas la baraja de edades a la que están muriendo los enfermos. Apenas se menciona, pero la mayoría de fallecidos son de la tercera y cuarta edad. Eso sí, a sanitarios, enfermos y decesos, durante las comparecencias públicas, se los menciona como heroicos guerreros caídos en lucha contra un enemigo que nos ha plantado la guerra en casa. Ya sabemos que todo el personal sanitario es magnífico, víctimas como son, además, de un martirologio extremo en esta crisis. La cuestión es, ¿lo es el sistema sanitario español?. Esta respuesta ha de ser muy complicada porque nadie la trata de responder. Y que siga sin respuesta, al cabo de un mes de confinamiento, resulta inquietante. Por descontado, Tezanos jamás incluirá en sus manipuladoras encuestas una pregunta afín a este tema. Prefiere dirigir las respuestas hacia temas como la necesidad de imponer la censura oficial. Para el Gobierno resulta indispensable monopolizar la información porque hay en ciernes una ofensiva contra Sánchez y la izquierda radical con la que se ha atrincherado en la Moncloa. 


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