martes, 14 de abril de 2020

Crónica 27ª. El virus que parecía más letal de lo que realmente era

Está pasando inadvertido algo que sucede en el exterior de nuestras fronteras. Aquí, en España, aún somos campeones en número de muertos por millón de habitantes. Pero la realidad internacional es que las estimaciones sobre la letalidad del coronavirus están siendo continuamente ajustadas a la baja.

El pasado 31 de marzo, Washington estimó que morirían entre 100.000 y 240.000 ciudadanos estaodunidenses, incluso , incluso habiéndose aplicado distanciamiento social. Oficialmente, esta cifra será pronto revisada y actualizada a la baja. El modelo predictivo que emplea la Casa Blanca asumía cerca de 81.000 para el 26 de mazo. Para el 8 de abril se habían aplicado más de cinco correcciones hasta obtener el número real de 60.415, cifra similar al número de personas fallecidas por gripe en la temporada 2019-2020. Es posible que la distancia social funcione mejor de lo que se imaginaba. Pero ello no quita que exista cierto desconcierto a la hora de abordar los números. Las predicciones de tasas de hospitalización también han sobreestimado la realidad. El 30 de marzo se proyectó que California necesitaría 4.800 camas a primeros de abril y solo ha necesitado 2.200. La mitad. En otro estado, Luisiana, de 6.400 previstas se emplearon solo 1.700. 

Los expertos creen que las estimaciones de muertes tienen que ser revisadas a la baja porque es imposible detectar cuántos casos suaves o asintomáticos hay sin realizar los tests a toda la población. Eso significa que el número de infectados es mayor que las estimaciones iniciales y que, por ende, la tasa de mortalidad por Covid-19 es más baja. En marzo, la OMS anunció que la tasa de mortalidad del coronavirus es del 3,4%, que es alta. En este mismo momento, la tasa de mortalidad real es del 1%, superior a la de la gripe. Algunos estudios apuntan que entre el 75 y el 80% de los infectados podría ser asintomático. Esto significa que la mayoría de la gente infectada nunca nunca figurará en la estadística de casos.

Ha habido tres ocasiones en las que se ha practicado pruebas de diagnóstico a toda una población: el crucero Diamond Princess, la ciudad italiana de Vo Euganeo y el condado de San Miguel, en Colorado. En todos estos lugares, el número de infecciones (muchos sin síntomas) ha sugerido una tasa de letalidad similar a la gripe estacional. En Islandia y Dinamarca, donde se han aplicado las mejores políticas de análisis a la población, se apunta en la misma dirección. 

La obligación por el confinamiento y la letalidad real del virus se enfrenta a la otra realidad, la de los millones de desempleados por la pandemia. La economía mundial prácticamente se ha cerrado basándose en modelos que contemplaban los peores escenarios y que no se han cumplido. Corea del Sur abordó el virus sin confinamiento porque gestionar las pruebas de diagnóstico de un modo magnífica. Sin test generalizados y aleatorios, continuaremos a ciegas en una crisis que puede acabar durando más de lo que realmente es necesario.

Y, por supuesto, Spain is different. ¿O no tanto?



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