jueves, 14 de mayo de 2020

Crónica 65ª. El virus que perdía su respetabilidad

Cuando la noticia es el repunte, en este caso en Corea y Alemania, uno comienza a pensar en cientos de muertes diarias y miles de infectados, nuevamente. Nuestro Gobierno, bien adiestrado en dar gato por liebre, reprocha los repuntes a los gobiernos que mejor lo han hecho hasta ahora en esto de combatir la pandemia. Uno se pregunta cómo van a detenerse los contagios sin inmunidad, pero esa cuestión escapa a las meninges de nuestros próceres, por muy expertos que sean.

La noticia va acompañada de explicación. 35 nuevos casos en Corea: un desastre sin paliativos. Pero nuestro Gobierno saca pecho: el repunte ajeno les coloca, a ellos, a los responsables de la catástrofe que hemos vivido, en su sitio. El número, en esa misma fecha, de diez veces más nuevos contagios en España les parece salvífico. Cuando también lleguen los repuntes, odiosa palabra, veremos qué les sugiere.

Me parecía, al principio, entrañable el experto don Simón, pero su respetabilidad hace mucho que cayó en un desagüe hediondo y su obstinado pliegue a la propaganda (que no información) gubernamental, le hace poco menos que inútil. Justifica en todo momento la ingente ignorancia y las incontables mentiras del presidente y se siente feliz con ello. Todos los días en la tele. Es, junto al ministro de la cosa sanitaria, un estorbo constante. Ambos estorban hasta la obscenidad. Y, pese a ello, la prensa española que desbarra por su sesgo ideológico, sigue aplaudiendo las peripecias como si de las aclamaciones de las 20 horas se tratase.

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