miércoles, 6 de mayo de 2020

Crónica 58ª. El virus que no contagió a un solo paciente cero

Se ha publicado en Reino Unido un nuevo análisis genético del virus que causa la Covid-19, realizado con más de 7.600 secuencias virales de todo el mundo, obtenidas de la base de datos global que los científicos están utilizando a escala mundial para compartir datos.  El estudio muestra que el virus ha estado circulando entre las personas desde finales del 2019 y que, por tanto, debe haberse propagado rápidamente después de la primera infección.

Los investigadores analizaron diversas mutaciones en el virus y encontraron evidencia de su rápida propagación, pero ninguna de que el virus se transmita ahora más fácilmente o sea más probable que cause una enfermedad grave. El virus está cambiando, lo cual mismo no significa que esté empeorando. Si los resultados del estudio se confirman, significará que queda descartado cualquier escenario que suponga que el SARSCoV-2 pudo haber estado en circulación mucho antes de ser identificado. Es una mala noticia porque implica que no ha infectado a grandes proporciones de la población mundial. Algunos médicos esperaban que el virus hubiese circulado durante muchos meses y haber infectado silenciosamente a muchas más personas de las registradas, lo que ofrecería esperanzas de que existe alguna inmunidad ya acumulada en algunas poblaciones. Las estimaciones son que solo el 10% de la población mundial ha sido estado expuesta al virus.

Los virus cometen errores cada vez que se replican, y estas mutaciones se pueden usar como un reloj molecular para rastrear el virus a través del tiempo y la geografía. Los resultados del estudio coinciden con estimaciones anteriores y apuntan hacia a que todas las secuencias comparten un antepasado común fechado a finales de 2019, lo que respalda que fuese entonces cuando el SARS-CoV-2 saltó a un huésped humano. Todas las muestras virales, tomadas de todos los rincones del mundo, muestran múltiples mutaciones similares. 

También han encontrado evidencia genética que respalda las sospechas de que el virus estaba infectando a personas en Europa y otros lugares semanas o incluso meses antes de que se informaran los primeros casos oficiales en enero y febrero. De ser así, la búsqueda del paciente cero deja de tener sentido. 


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