miércoles, 18 de marzo de 2020

Crónica 3ª. El virus que se publicitaba en las cajetillas de cigarrillos

A raíz de un brote de 2015 del Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS) que mató a 38 personas y destruyó su economía, Corea del Sur analizó detenidamente qué había salido mal. Entre los hallazgos se encontraba la falta de pruebas, que había llevado a personas enfermas a trasladarse de un hospital a otro en busca de confirmación de que tenían MERS, un coronavirus mucho más virulento que el de la Covid-19. Casi la mitad de las personas que contrajeron la enfermedad estuvieron expuestas en hospitales.

Los funcionarios coreanos promulgaron una reforma clave, permitiendo que el gobierno otorgase una aprobación casi instantánea a los sistemas de prueba en caso de emergencia. A las pocas semanas del brote actual en Wuhan, China, cuatro compañías coreanas estaban fabricando pruebas de una receta de la Organización Mundial de la Salud y, como resultado, el país rápidamente dispuso de un sistema que podía evaluar a 10.000 personas diarias. Hasta la fecha, 72 personas han fallecido, lo que supone el 0,9% de los infectados. Compárese esta cifra con la tasa de fallecimientos habidos en la provincia china de Hubei, donde surgió el coronavirus por primera vez sin previo aviso, que actualmente es de alrededor del 4,5%. 

La experiencia de Corea del Sur durante el brote de 2015 impulsó la creación de un sistema para el uso oportuno y práctico de productos de diagnóstico no aprobados cuando no había pruebas de diagnóstico aprobadas. Resultaba muy importante diagnosticar a las personas rápidamente y evitar la propagación a la comunidad a través del aislamiento de las personas infectadas. Disponer de una prueba y su rápido despliegue dio a Corea del Sur una ventaja clave en la lucha contra la propagación de la Covid-19. Usaron la prueba de la OMS, por lo que estuvo validada desde el principio. Luego tomaron una decisión simple: comprobar a tantas personas como fuera posible. Se organizaron para obtener muestras y luego se aseguraron de tener un rendimiento muy alto en los laboratorios, lo que fue muy eficaz a la hora de determinar dónde se encontraba la infección y dónde no. Dicho de otro modo, pudieron dirigir acertadamente sus esfuerzos de salud pública.

A partir de febrero, el gobierno coreano publicó los movimientos precisos (sin aportar nombres) de todos los ciudadanos que dieron positivo, desde los números de asientos que ocuparon en los cines hasta los restaurantes donde se detuvieron a almorzar. El gobierno obtuvo la información de los registros de teléfonos celulares, tarjetas de crédito y otros datos privados autorizados a recopilar en caso de emergencia. Esta información era una espada de doble filo porque aumentaba la ansiedad del público, pero sin esos detalles precisos sobre las personas infectadas, se habría extendido aún más rápidamente.

El ejemplo surcoreano evidencia que mediante la realización masiva de pruebas de infección se puede reducir de manera efectiva el riesgo de transmisión. Pero, ¿existe una correlación similar con la probabilidad de sobrevivir a la enfermedad? Todo parece indicar que sí. En Corea del Sur el ratio de prueba es bastante alto (3.692 por millón de personas hasta el 8 de marzo), y la mortalidad entre los infectados bastante bajo (0,9%, 72 fallecidos como hemos indicado antes). por el contrario, en Italia las pruebas alcanzaron a 826 personas por millón y la mortalidad entre aquellos diagnosticados con la infección es 10 veces superior, superando el millar de fallecidos. Debería parecer claro que se salvan más vidas cuando se realiza un mayor número de pruebas, no porque el personal sanitario atienda a más individuos rápidamente (que también ayuda). El tratamiento temprano surte efecto cuando existe un fármaco efectivo contra la enfermedad. Antibióticos a tiempo en una septicemia, vives; si esperas demasiado, mueres. Pero este coronavirus no tiene tratamiento específico hasta la fecha. De hecho, el síndrome de insuficiencia respiratoria que parece matar a las personas infectadas con coronavirus es un asunto familiar para cualquier hospital. Muchas otras infecciones producen el mismo problema (comenzando por la gripe o el catarro). El personal sanitario de las UCIs llevan tratando estas afecciones durante años.

Pero la pregunta sigue sin resolverse. ¿Por qué Corea del Sur tiene tan pocos fallecidos mientras que Italia, con un programa de pruebas tardío y pobre (como España) tiene tantos muertos? ¿Es debido a que Corea llevó al denominador de la ratio más casos de infectados, diluyendo de esta manera el impacto estadístico? Dudoso. De momento, hay razones para pensar en las diferencias existentes entre los pacientes afectados. Y también a la sobrecarga de trabajo en los hospitales.

Se ha escrito mucho sobre las características de la población italiana, y lo que la diferencia del resto del mundo. De acuerdo a un informe de la ONU de 2015, el 28,6% de los italianos tiene más de 60 años (solo por detrás de Japón, con un 33%). En Corea del Sur, el porcentaje es del 18,5%. Esta disparidad tiene impacto en el perfil del paciente que muere. En Italia, más del 90% de los  fallecidos tienen 70 años de edad o más. Además, el brote en Corea se produjo entre personas mucho más jóvenes, pues solo 20% de los casos fueron diagnosticados en ciudadanos mayores de 60 años. El grupo coreano más afectado fue el de los 20 años, que representa casi el 30% de todos los casos.

Además, esta la cuestión de sexo. La Covid-19 afecta con igualdad a hombres y mujeres, pero las diferencias en supervivencia son asimétricas. Los datos del brote en China revelan que el porcentaje de varones fallecidos es del 4,7% y del 2,8% en mujeres. Una grandísima diferencia. Esto fueron buenas noticias para Corea, donde el 62% de los casos se produjo en las mujeres. Fumar es otro factor claramente asociado al riesgo de defunción: 24% en Italia y 27% en Corea.Pero en el país transalpino fuma el 28% de los hombres y el 20% de las mujeres. En Corea, fuma el 50% de los hombres y solo un 5% de mujeres.

En otras palabras, en Corea del Sur el brote se produjo principalmente en mujeres jóvenes no fumadoras. En Italia, en hombres mayores muchos de ellos fumadores. El tabaco mata a través del coronavirus.




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