miércoles, 9 de marzo de 2022

Post Crónica 13: El mundo futuro

Los casos de ómicron, las hospitalizaciones y las muertes han disminuido de manera significativa mes en todo el planeta. Las autoridades están anulando restricciones como el uso obligatorio de mascarillas  en exteriores y, en ciertos casos, los pasaportes de vacunación. ¿Se trata de un punto de inflexión (otro más) en la pandemia o es la calma que antecede la tormenta (una nueva variante peligrosa)? En realidad, las preguntas a responder, y las más interesantes, son: si los brotes de COVID-19 seguirán ocurriendo; si se producirán varias veces al año, una vez al año o al cabo de varios años; si serán letales o se volverán un malestar como el catarro.

Algunos virus respiratorios, como la gripe estacional o el virus sincitial respiratorio (VSR) son abundantes en invierno. Se estima que entre 300.000 y 500.000 personas mueren de gripe cada año en el planeta. Otros, como el rinovirus, circulan todo el año a niveles bajos y sin alterar significativamente la salud humana. El problema es que todavía no sabemos nada del patrón que dará respuesta al SARS-CoV-2, ni si su enfermedad COVID-19 se volverá endémica? El patrón endémico de cualquier enfermedad se entiende mejor en retrospectiva y el coronavirus ha estado con nosotros tan solo un par de años. 

Un escenario optimista definiría un SARS-CoV-2 adaptado a un patrón poco disruptivo, similar a la gripe, que produce brotes invernales con tasas de hospitalización y letalidad más bajas de las habidas en 2020 y 2021. Un escenario pesimista propone que el virus continúa generando variantes que evadan la inmunidad y sean capaces de infectar a una gran cantidad de la población. La frecuencia y la gravedad de los brotes serán los dos factores que delineen la alteración que cause el coronavirus de aquí en adelante.

La frecuencia futura de los brotes del coronavirus está muy relacionada con la inmunidad de la población y con cómo mute o cambie el virus. La resistencia de una población frente a las variantes en circulación depende del historial de infección, vacunación y refuerzo de las personas. Una variante con cambios significativos —como la ómicron— podría infectar a muchas personas al evadir la inmunidad: este pasado invierno, muchas personas con buena protección contra la variante delta, fueron infectadas y enfermadas de ómicron.

Si el virus tiene la capacidad de esquivar el sistema inmunitario (como las variantes delta y ómicron), entonces los brotes podrían ocurrir varias veces al año y este patrón endémico podría mantenerse durante unos años más o tal vez de forma indefinida. Por otro lado, si se agota la capacidad de generar variantes con capacidad de evadir la inmunidad, las versiones futuras del virus podrían ser menos agresivas y producir menos brotes, tal vez solo una vez al año durante el invierno, de manera muy parecida a la gripe.

La gravedad de los brotes dependerá de una serie de factores, entre ellos la capacidad de las variantes para enfermar a la gente. Hasta ahora, no todas las variantes del SARS-CoV-2 han producido niveles idénticos de enfermedad. Por ejemplo, la ómicron ha producido padecimientos menos graves.



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